domingo, 17 de septiembre de 2017

EXAMEN..DE CONCIENCIA

UNA INVITACIÓN A LA ULTIMA FASE DEL LECTOR: LA FASE PROPOSITIVA Y LA DE ANIMACIÓN A OTROS A LEER. EL BIBLIOTECARIO COMO PROMOTOR DE LECTURA Y SU IMPORTANCIA FRENTE AL PROYECTO DE MEMORIA.


Mi abuelo Andrés Junieles, quien debido a su ceguera en los últimos años de vida, me pedía que leyera para él todas las noticias, columnas y crónicas del diario El Espectador. Así fue como un ciego me enseñó a leer. Falleció en Sincé, Sucre, en 1977, gritando vivas al partido liberal. Murió de viejo, es decir de muerte natural, una muerte cada vez más extraña en este latifundio que llaman Colombia.
Jhon Jairo Junieles


Abordar la promoción de lectura y su prima (que viste un más llamativo vestido), la llamada animación a la lectura, puede hacerse casi desde cualquier ángulo. ¿Por qué?  Porque este es uno de esos laberintos donde todas las entradas conducen al centro. Un mágico Aleph, ese mágico lugar donde se encuentran todos los hombres y cosas y lugares, que tan bien describe un cuento de Jorge Luis Borges. La lectura es un encuentro de voces y rostros, de vivos y muertos, de los que proponen y los responden, en una conversación sin término, en un diálogo sin tiempo.


Y no importa cuáles sean las extraordinarias razones que les demos, ni la vaga o exacta referencia a las sorprendentes bibliotecas, virtuales o físicas, que podamos ofrecer a los posibles lectores: si no logramos el acto físico en el que es el ser humano tome un libro en sus manos o se enfrente la lectura en la pantalla de la computadora (que refleja en su rostro grasoso y necesitado de clearasil), Si no logramos que esa otra persona lea con interés, pasión o placer, habremos fracasado en nuestro objetivo. En la misión que nos hemos autoimpuesto.

El acto de leer es una actividad altamente técnica que se desarrolla mucho mejor en la infancia (guau, quien lo podía sospechar). Esta perogrullada tiene su fundamento científico. Ahora bien, en el nacimiento y desarrollo del hábito lector es una permanente posibilidad en la que intervenimos Todos.

Desde nuestra más tierna infancia - esa infancia en la que les quitábamos las patas a los insectos y extinguimos varias especies de palomas, a pedradas, se nos han dado diferentes recomendaciones para leer mejor:

1.-Que la luz o la claridad debe entrar por la izquierda (fíjense que si Samuel moreno hubiese hecho caso, no habría puesto a clara López encima del polo y no tendría seguramente todos los problemas que tiene ahora).

2.-Que debe hacerse en un lugar fresco y silencioso, a unas horas determinadas. Debo decirles que es la experiencia de talleres realizados en la cárcel, donde el bullicio es atronador, me ponen a dudar de esta y otras sugerencias.

Ahora bien: mis años de investigación me dicen que leer debe hacerse como uno pueda y donde más le plazca. Con obvias restricciones, porque si a Rogelio, un chico cualquiera, le gusta leer sentado cómodamente en la justa mitad de la vía, en la autopista a Villa del Rosario, seguramente su carrera de lector va a ser muyyyy corta y tendremos que enterrarlo con su libro, o, en el mejor de los casos, tendremos que llevarle libros a la cárcel, donde irá a parar como causante de un accidente múltiple y fatal.

Tampoco es recomendable que el muchacho lea con el equipo de sonido en encendido a 18 Megatones y 120 teradecibeles mientras suena la voz de Diomedes Díaz acompañado de su parranda vallenata. En ese caso, y para no vulnerar los derechos constitucionales del muchacho, simplemente le recomendamos que le haga poner los audífonos. Sostienen algunos expertos que, en estos casos, las lesiones no son importantes porque ya no hay mucho cerebro que dañar.

3.-Las mejores horas son cuando no hay nadie que nos joda pero algunos encuentran placentero hacerlo mientras joden. Casos raros, porque siempre es preferible un buen video de esos en los que en la pantalla aparecen seguidas: Eva, Maritza, Yeinerth, Barbara y Amanda. Pero gustos son gustos.

Pues bien jóvenes, imaginemos que ahora ya estamos sentados (o acostados), solos frente al inmenso horizonte de la cultura. Estamos ahí, descalzos frente a las vastas arenas de la lectura, de millones de libros como granos de arena. Y aquí es importante detenernos un momento para aclarar que el concepto de lectura que utilizamos parte de la lectura de signos, de las letras que conocemos, y que forman las palabras y las frases y las oraciones. Pero también queremos que se contemple una noción más amplia de la lectura en la que intervienen imágenes, sonidos, fotografías, la lectura gestual o de situaciones, ya que todas están interrelacionadas porque, al final, de lo que se trata con la lectura es de interpretar y analizar, es decir, de leer la vida.

Entonces y como veníamos diciendo, tenemos que el joven, ya está en la biblioteca, particular o pública, que camina hacia un estante y ¿qué hace? Enfoquemos como si lo viéramos en una película y hagamos la toma aún más de cerca del joven: toma el primer libro encontrado en la historia de todos los libros ¿Qué es? que es una losa pesada hecha en barro o acaso toma un pedazo de madera marcado con figuras cuneiformes porque así empezó la escritura. Toma esa tablilla de barro escrita ¿cierto? NO. Él toma lo que le interesa en ese momento, que a veces es lo único que le ha interesado por toda su vida: “fútbol  y futbolistas”, o acaso “métodos escoceses de fabricación de quesos rancios”. Es decir, la lectura que le interesa.

Porque si bien la historia de los libros y de la literatura, para poder ordenarla, se ha hecho de forma lineal y contempla desde el barro cocido al papiro, pasando por el difícil arte de escribir jeroglíficos en las paredes de las pirámides, la verdad es que la gente tiene suficiente con él jeroglífico de su propia vida para ponerse a leer y no va a buscar esas cosas que ya no le dicen nada. al menos no cuando está comenzando a leer. Para el lector la lectura es una presencia simultánea, en la que todos los temas conviven en un estanque: como peces que se mueven con sus diferentes formas y colores y que él elegirá por sus gustos, necesidades, intereses, obligaciones o urgencias.

Ello nos acerca a un tema importante en este taller de lectura: el tema de la información.

La información que se requiere al momento de escoger qué leer. Aquí es donde empezamos a aparecer nosotros, los promotores de lectura. Sí, porque al final de nuestra materia eso es lo que deberíamos ser: promotores de lectura, gente que invite a otros a leer.

Pero en nuestra acción debemos dar una particular, una personal respuesta a las preguntas: ¿qué leer? Y ¿Para qué?

Cada promotor va construyendo su propia respuesta a partir de su actividad y reflexión, empecemos por sugerir qué se lee para desenmarañar los planos reales o simbólicos de la existencia, de la humanidad, es decir, de la propia vida. Eso es lo que en ultimas nos interesa, la propia vida y sus relaciones.

Ahora bien, cuando en una actividad - especialmente la colectiva, la pública - nos preguntan algo, buscamos las razones más amplias y profundas al responder. Si preguntamos por la importancia o la incidencia de la lectura en la civilización, algunos seguramente vamos a terminar diciendo que es a través de los escritos que Dios se comunica preferentemente, como en la biblia - bien, otros dirán que Dios se gastó toda la plata en un solo telegrama de 400 páginas y no ha vuelto a escribirnos -, y otros dirán que todo lo que es la humanidad se lo debe a la lectura. Yo estoy seguro, y me planto en ello, de que la pobre lectura no tiene tantas culpas en su haber.

Raramente acudimos a las razones normales, las que interiormente pensamos, las nuestras, las de todos los días. Las sencillas respuestas, las que de verdad nos motivan. Si le preguntamos a un alumno de bachillerato cuál es esa fuerza poderosa que lo impulsa a leer, en el 97% de los casos la respuesta será: mi mamá. Y agregará, "porque si no me rajo en la previa".

La gente en realidad no lee porque la lectura, en términos de civilización, es más importante que la rueda - lo que posiblemente sea así -, pero a nosotros sí nos conviene reflexionar un poco sobre ello.

Para doña Secundina, por ejemplo, señora de 94 años (todos vividos en Puerto Extraviado, municipio del Guaviare), el asunto es muy claro: Dios creó el cielo y la tierra hace muchísimos chicotes, que es como se cuenta el tiempo allí, y Dios creó la tierra con los romanos y los judíos ya vestidos y peleando, pues éstas son las únicas civilizaciones que ella conoce. Ah, y los creó listos para recibir a Cristo con unas monedas, una lanza y una cruz.

En cambio nuestros jóvenes promedio, los de la era del computador y el DVD, y de los libros interactivos, para ellos la respuesta es más clara: primero estuvieron los saumerios, que fue un pueblo que quemaba incienso, luego vinieron los egipcios, luego los griegos (quienes fueron padres de la medicina a través de hipocrates, con lo que se explican muchas cosas en su comportamiento hipócrita, como que se hayan acabado como civilización a punta de inyecciones y supositorios en las llamadas guerras médicas. Y después están por supuesto los hobbits, los gringos y finalmente estos, los actuales habitantes de la aldea global. Para cada uno de ellos esa es la verdad verdadera y está amparada en sus símbolos de autoridad: la Biblia o La Internet. Pero ellos están muy equivocados porque su información proviene de las películas o del cura del barrio, o de una página de Internet plagada de mentiras y errores.

No hablo aquí de ustedes, lectores que saben un jurgo más sobre todo lo que ha habido y habrá en el mundo. Pero ustedes saben que ustedes son la excepción que confirma la regla.

Entonces ¿cuál es el significado, en términos de civilización y de cultura, de la condición de seres alfabetizados?

Tengamos en cuenta que la trasmisión del conocimiento, la forma y los hábitos del lector-escribiente son muy diferentes ahora. Pensemos en el proceso de individuacion frente a los de colectividad que se daban en la trasmisión de la información en Grecia, Roma o la edad media. La lectura era publica en esas civilizaciones, casi todo, hasta los baños eran públicos. No había espacios para la lectura en silencio.

Y estos modos de transmitir la información - aunque buenos cuando éramos pocos –después parecieron poco prácticos: el ejercicio de la discusión y el aprendizaje colectivo de ese entones no se podría hacer en este mundo de tanta información, ruido y exaltación. Como dicen, es que éramos pocos y parió la abuela. Por eso ya no hay abule, ese Consejo de los ancianos, sino la llamada democracia representativa.

Nos apartamos de los problemas que comporta el saber transmitido por vía oral en la lectura pública. Al menos solo lo hacemos en clases del profe Norwell. Y eso es un problema: no sabemos leer ni en voz alta ni de manera silenciosa.

Imaginen que no sabemos leer bien y que tenemos que trasmitirle la información de cómo desactivar una bomba leyendo el manual a unos secuestrados…y que lo hacemos tan mal que se les explota la bomba. Fregada cosa ¿no? Pues no todo es tan dramático pero sigue siendo un asunto grave.

Leer es importante, saber leer es esencial. La información que recibimos y transmitimos en cada texto puede determinar nuestras vidas. Desde las instrucciones de un fármaco hasta el poema con el que conquistamos a la pareja, o desde el contrato que firmamos hasta las clausulas de la separación matrimonial por la que nos dejaron en la ruina. Eso al menos en términos prácticos, pero hay mucho mas en los textos desde la imprenta.

El texto, como vemos, ha permitido la más importante conquista democrática, la de la información y el conocimiento.  ¿está amenazada esa conquista que son los libros de papel?

No creo. La lectura y el texto se han modificado con el advenimiento de las nuevas tecnologías, pero hasta donde sé, estas formas se originan en el propio texto escrito (o guionado). Conviven. Entonces las verdaderas amenazas a los libros y la lectura en sentido tradicional no vienen de las nuevas tecnologías sino de las erradas o malintencionadas políticas públicas o de quienes representan esas políticas (cuando son gente como Goebbels, el ministro nazi que quemo un millón y medio de libros. Y eso, por poner un ejemplo, es lo que trabaja a nivel simbólico el libro del que hablamos en clase Fahrenheit 451. En esa novela los gobiernos quemaban los libros y algunos hombres trataban de memorizarlos para guardar su saber, pero eran perseguidos. De alguna manera el promotor de lectura es uno de los hombres libro, de los transmisores del saber y el placer de la lectura, como los de esa historia.

temas hasta aquí:

LA PROMOCIÓN (ANIMACIÓN) LECTORA REQUIERE DE TODOS.
RESULTADO DE LA PROMOCIÓN ES LO QUE IMPORTA: EL ACTO REAL DE ABRIR UN Y LEER UN LIBRO, UNA REVISTA O UNA PANTALLA.
LEER ES PREFERENTEMENTE UN ACTO LIBRE DE CONDICIONAMIENTOS.
LA LECTURA COMO ACTIVIDAD ES UN CONCEPTO AMPLIO QUE INVOLUCRA OTRAS REFERENCIAS.
MOTIVACIÓN A LA LECTURA: GUSTOS, INTERESES, NECESIDADES, OBLIGACIONES Y URGENCIAS.
EL LECTOR REQUIERE  INFORMACIÓN AMPLIA Y CONFIABLE. 
AYUDAMOS A RESPONDER: LEER ¿PARA QUÉ? Y ¿QUÉ LEER?
EL NUEVO LECTOR NO SE LE DICE QUE LEA PORQUE LA LECTURA ES IMPORTANTE, LO HACE SI EN VERDAD SE LO PARECE.
PARTIMOS DE LOS REFERENTES DE CADA LECTOR SIN DE ENTRADA REFUTARLOS. SOLO EL PUEDE DESCUBRIR SUS ERRORES O VACÍOS.
LAS FORMAS DE TRANSMISIÓN DE LA INFORMACIÓN VAN CAMBIANDO SEGÚN LAS NECESIDADES DE LAS SOCIEDADES.
LA LECTURA (ESPECIALMENTE LA SILENCIOSA) PERMITIÓ EL PROCESO DE INDIVIDUALIZACIÓN Y LA DEMOCRATIZACIÓN DEL CONOCIMIENTO.
SOMOS HOMBRES LIBRO.

Ustedes dirán que yo invito a leer porque soy escritor. Tal vez es así. Me hice escritor tal vez porque vengo de la época del radio, porque estaba en el medio de dos hermanas a tres años de distancia, y no tenía muchos juguetes, y lo más divertido cuando quedaba sólo era ver el polvo brillando en un chorrito de luz que se filtraba por una claraboya. Bien, el hecho es que ese conjunto de circunstancias enojosas le determina a más de uno la vida. A mí me obligo a imaginar. Imagínense en la casa, mediodía, siesta colombiana de los finales de la década sesenta. En la radio había música para dormir hasta a una musaraña, que es uno de los seres más excitados que existen. Hasta que un día me pusieron las radionovelas. Al principio las escuchaba con mi mama y eran truculentas historias de amor o de amor a secas sin truculus. Pero luego salieron con eso de Kalimán y Arandú. ¡Qué nota!. “Serenidad y paciencia pequeño Solín”, decía el que llamaban el hombre de acero. Y Arandú con taolamba, un negro que deja a Tyson como un protoalfeñique, haciendo de las suyas en medio de la selva entre leones, tigres, elefantes, ingleses malos y negros expertos en maleficios. Esos sí que era mundo, pero había que completarlo. Había unos diálogos, los ruidos, una descripción somera y… el resto lo hacia uno. De ahí al libro no hay más que un paso. Primero para leerlo y luego, cuando uno descubre que los demás no dicen lo que uno quiere, para escribirlo.  ¿y porque lo digo? Porque el promotor tal vez no necesite ser un creador pero si debe ser creativo, imaginativo, investigador; pues es alguien que completa los ruidos de la imaginación.

No les cuento eso por ahorrarme el sicólogo, es porque a medida que he visto pasar los años y como se iban, me he hecho consciente de cuánto van cambiando los intereses y para nuestro caso, las formas de contar.  Porque el promotor de lectura es alguien que cuenta, que cuenta su pasión y experiencia personal y la transmite.

 En mi caso he tratado de ser creativo desde mi función de escritor. Por ejemplo, estas mismas ideas se las presente a los niños de una escuela, pero por su edad era necesario que fuera de una forma diferente y entonces me idee esto: 


LECCIÓN DE IDIOMA EN LA ESCUELA MIGUEL MULLER
Cuando la humanidad era niña
Se tenían que conformar
Con señalar con el dedo
Lo que querían nombrar

Debe haber sido terrible
Ver en el cielo una estrella
Y en lugar de decir ¡que bella!
Gruñir como gruñe un tigre

Que aburrido no poder
Escribir: ¡cuánto te pienso!
Pero sin escribir ni leer…
¿Sería su idioma el silencio?

El lenguaje fue inventado
Para expresar lo más noble
Luz, mañana, hijo amado,
Mariposa, agua o roble.

Aunque la palabra más bella
Que fue como diez primaveras
Más grande que mil estrellas
Fue la palabra primera

Cuando el cielo la escuchó
Ya lo dijo el santo padre
Hasta el eco repitió
Esa palabra que es: madre

Madre o mamá es romaza
Es la suma del cariño
La que enseña la esperanza
Seas mayor o seas niño

Su idioma es una gran mesa
Donde amor sirve a montones
Cuando excusa tu pereza
O te cura moretones

Con ella nació el idioma
Con ella nació la vida
Como si fuese paloma
Que en el lenguaje se anida

Son idioma y corazón
Los que expresan su sentir
En una bella canción
O en el libro, al escribir.

Y sin idioma no habría escuela
En esto yo no te miento,
Como en lo oscuro y sin vela
No habría conocimiento
El idioma no interesa
Al animal del potrero,
o al que solo la cabeza
le sirve para el sombrero.

Para ellos es nuestro idioma,
Un asunto de palabras,
Repartidas como cabras
Comiéndose el punto y coma.

Para ellos un libro bueno
Es menos que yegua tuerta
Menos incluso que el heno
O la tranca de su puerta

Por eso el día del idioma
Y para explicar lo que cuento
Haré una pequeña broma
En este pequeño cuento:

Preguntó una vez un maestro:
¿Qué es un conjunto de hojas
Con un contenido adentro
Que suele darnos placer
Y que bien puede valer
Porque paga el precio justo
Del trabajo que allí aloja
Prepararlo para el gusto
De Raimundo y todo el mundo?

Y un niño le respondió:
¡Es un libro! profesor.

Mi muchacho, estas muy mal,
Le dijo el sabio instructor
La  respuesta es: Un tamal.

¿De hojas un gran montón
Y adentro algún contenido
Que no nos enseñe ideas
Reflexiones o emoción?

Permíteme yo te lo explico
Que aunque te parezca rico
Nada más sería un tamal.
El libro es una canción
Ideas como un panal
Donde la miel son palabras
Pero solo cuando lo abras
Él te dará su manjar

No te vayas confundiendo
Lo que es valor, con el precio
Al libro das valor leyendo
Y cerrado es adorno necio

Cerrado no vale nada
Vale más ¡una empanada!

Conclusión: igual, un libro cerrado no es más que un rimero de papel.

Por eso lo importante no es el libro, es la lectura. Hay que retirar o regalar los libros que no nos pertenecen, que no nos interesan, que no vamos a leer. Tenemos la impresión de que tener muchos libros estimula la lectura y eso no siempre es cierto, a veces asusta a quien comienza a leer y cree que está frente a la gran muralla china. Es mejor ir creciendo según los gustos, buscando

La promoción inicial de lectura a los jóvenes no lectores son libros pequeños, las curiosidades que llevan a otras búsquedas, las pequeñas historias, la literatura es un terrible o un hermoso laberinto lleno de puertas y ventanas que se comunican y que al final deberían llevarnos a nosotros mismos, a nuestra noción de humanidad, a la anticipación de nuestros temores y la valoración de nuestras alegrías.

El promotor de lectura QUE DEBE SER CADA UNO DE USTEDES EN ADELANTE tiene la honrosa tarea de ser el que toma el pulso de lo que lee y puede y debe leer la ciudad, el departamento, el país, para poder después proponer los cambios que sean necesarios. 
Un abrazo y suerte.



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