Mi abuelo Andrés Junieles,
quien debido a su ceguera en los últimos años de vida, me pedía que leyera para
él todas las noticias, columnas y crónicas del diario El Espectador. Así fue
como un ciego me enseñó a leer. Falleció en Sincé, Sucre, en 1977, gritando
vivas al partido liberal. Murió de viejo, es decir de muerte natural, una
muerte cada vez más extraña en este latifundio que llaman Colombia.
Jhon Jairo Junieles
Abordar la promoción de lectura y su prima (que viste un más llamativo vestido), la llamada animación a la lectura, puede hacerse casi desde cualquier ángulo. ¿Por qué? Porque este es uno de esos laberintos donde todas las entradas conducen al centro. Un mágico Aleph, ese mágico lugar donde se encuentran todos los hombres y cosas y lugares, que tan bien describe un cuento de Jorge Luis Borges. La lectura es un encuentro de voces y rostros, de vivos y muertos, de los que proponen y los responden, en una conversación sin término, en un diálogo sin tiempo.
Y no importa
cuáles sean las extraordinarias razones que les demos, ni la vaga o exacta
referencia a las sorprendentes bibliotecas, virtuales o físicas, que podamos
ofrecer a los posibles lectores: si no logramos el acto físico en el que es el
ser humano tome un libro en sus manos o se enfrente la lectura en la pantalla
de la computadora (que refleja en su rostro grasoso y necesitado de clearasil),
Si no logramos que esa otra persona lea con interés, pasión o placer, habremos
fracasado en nuestro objetivo. En la misión que nos hemos autoimpuesto.
El
acto de leer es una actividad altamente técnica que se desarrolla mucho mejor
en la infancia (guau, quien lo podía sospechar). Esta perogrullada tiene su
fundamento científico. Ahora bien, en el nacimiento y desarrollo del hábito lector
es una permanente posibilidad en la que intervenimos Todos.
Desde
nuestra más tierna infancia - esa infancia en la que les quitábamos las patas a
los insectos y extinguimos varias especies de palomas, a pedradas, se nos han
dado diferentes recomendaciones para leer mejor:
1.-Que
la luz o la claridad debe entrar por la izquierda (fíjense que si Samuel moreno
hubiese hecho caso, no habría puesto a clara López encima del polo y no tendría
seguramente todos los problemas que tiene ahora).
2.-Que
debe hacerse en un lugar fresco y silencioso, a unas horas determinadas. Debo
decirles que es la experiencia de talleres realizados en la cárcel, donde el
bullicio es atronador, me ponen a dudar de esta y otras sugerencias.
Ahora
bien: mis años de investigación me dicen que leer debe hacerse como uno pueda y
donde más le plazca. Con obvias restricciones, porque si a Rogelio, un chico
cualquiera, le gusta leer sentado cómodamente en la justa mitad de la vía, en
la autopista a Villa del Rosario, seguramente su carrera de lector va a ser muyyyy
corta y tendremos que enterrarlo con su libro, o, en el mejor de los casos,
tendremos que llevarle libros a la cárcel, donde irá a parar como causante de
un accidente múltiple y fatal.
Tampoco
es recomendable que el muchacho lea con el equipo de sonido en encendido a 18
Megatones y 120 teradecibeles mientras suena la voz de Diomedes Díaz acompañado
de su parranda vallenata. En ese caso, y para no vulnerar los derechos
constitucionales del muchacho, simplemente le recomendamos que le haga poner
los audífonos. Sostienen algunos expertos que, en estos casos, las lesiones no
son importantes porque ya no hay mucho cerebro que dañar.
3.-Las
mejores horas son cuando no hay nadie que nos joda pero algunos encuentran placentero
hacerlo mientras joden. Casos raros, porque siempre es preferible un buen video
de esos en los que en la pantalla aparecen seguidas: Eva, Maritza, Yeinerth, Barbara
y Amanda. Pero gustos son gustos.
Pues
bien jóvenes, imaginemos que ahora ya estamos sentados (o acostados), solos
frente al inmenso horizonte de la cultura. Estamos ahí, descalzos frente a las
vastas arenas de la lectura, de millones de libros como granos de arena. Y aquí
es importante detenernos un momento para aclarar que el concepto de lectura que
utilizamos parte de la lectura de signos, de las letras que conocemos, y que
forman las palabras y las frases y las oraciones. Pero también queremos que se
contemple una noción más amplia de la lectura en la que intervienen imágenes,
sonidos, fotografías, la lectura gestual o de situaciones, ya que todas están
interrelacionadas porque, al final, de lo que se trata con la lectura es de interpretar
y analizar, es decir, de leer la vida.
Entonces
y como veníamos diciendo, tenemos que el joven, ya está en la biblioteca,
particular o pública, que camina hacia un estante y ¿qué hace? Enfoquemos como
si lo viéramos en una película y hagamos la toma aún más de cerca del joven:
toma el primer libro encontrado en la historia de todos los libros ¿Qué es? que
es una losa pesada hecha en barro o acaso toma un pedazo de madera marcado con
figuras cuneiformes porque así empezó la escritura. Toma esa tablilla de barro
escrita ¿cierto? NO. Él toma lo que le interesa en ese momento, que a veces es
lo único que le ha interesado por toda su vida: “fútbol y futbolistas”, o acaso “métodos escoceses de
fabricación de quesos rancios”. Es decir, la lectura que le interesa.
Porque
si bien la historia de los libros y de la literatura, para poder ordenarla, se
ha hecho de forma lineal y contempla desde el barro cocido al papiro, pasando
por el difícil arte de escribir jeroglíficos en las paredes de las pirámides,
la verdad es que la gente tiene suficiente con él jeroglífico de su propia vida
para ponerse a leer y no va a buscar esas cosas que ya no le dicen nada. al
menos no cuando está comenzando a leer. Para el lector la lectura es una
presencia simultánea, en la que todos los temas conviven en un estanque: como
peces que se mueven con sus diferentes formas y colores y que él elegirá por
sus gustos, necesidades, intereses, obligaciones o urgencias.
Ello
nos acerca a un tema importante en este taller de lectura: el tema de la
información.
La información
que se requiere al momento de escoger qué leer. Aquí es donde empezamos a
aparecer nosotros, los promotores de lectura. Sí, porque al final de nuestra
materia eso es lo que deberíamos ser: promotores de lectura, gente que invite a
otros a leer.
Pero
en nuestra acción debemos dar una particular, una personal respuesta a las
preguntas: ¿qué leer? Y ¿Para qué?
Cada
promotor va construyendo su propia respuesta a partir de su actividad y reflexión,
empecemos por sugerir qué se lee para desenmarañar los planos reales o
simbólicos de la existencia, de la humanidad, es decir, de la propia vida. Eso es
lo que en ultimas nos interesa, la propia vida y sus relaciones.
Ahora
bien, cuando en una actividad - especialmente la colectiva, la pública - nos
preguntan algo, buscamos las razones más amplias y profundas al responder. Si
preguntamos por la importancia o la incidencia de la lectura en la civilización,
algunos seguramente vamos a terminar diciendo que es a través de los escritos que
Dios se comunica preferentemente, como en la biblia - bien, otros dirán que
Dios se gastó toda la plata en un solo telegrama de 400 páginas y no ha vuelto
a escribirnos -, y otros dirán que todo lo que es la humanidad se lo debe a la
lectura. Yo estoy seguro, y me planto en ello, de que la pobre lectura no tiene
tantas culpas en su haber.
Raramente
acudimos a las razones normales, las que interiormente pensamos, las nuestras,
las de todos los días. Las sencillas respuestas, las que de verdad nos motivan.
Si le preguntamos a un alumno de bachillerato cuál es esa fuerza poderosa que
lo impulsa a leer, en el 97% de los casos la respuesta será: mi mamá. Y
agregará, "porque si no me rajo en la previa".
La
gente en realidad no lee porque la lectura, en términos de civilización, es más
importante que la rueda - lo que posiblemente sea así -, pero a nosotros sí nos
conviene reflexionar un poco sobre ello.
Para
doña Secundina, por ejemplo, señora de 94 años (todos vividos en Puerto
Extraviado, municipio del Guaviare), el asunto es muy claro: Dios creó el cielo
y la tierra hace muchísimos chicotes, que es como se cuenta el tiempo allí, y
Dios creó la tierra con los romanos y los judíos ya vestidos y peleando, pues
éstas son las únicas civilizaciones que ella conoce. Ah, y los creó listos para
recibir a Cristo con unas monedas, una lanza y una cruz.
En
cambio nuestros jóvenes promedio, los de la era del computador y el DVD, y de los
libros interactivos, para ellos la respuesta es más clara: primero estuvieron
los saumerios, que fue un pueblo que quemaba incienso, luego vinieron los
egipcios, luego los griegos (quienes fueron padres de la medicina a través de
hipocrates, con lo que se explican muchas cosas en su comportamiento hipócrita,
como que se hayan acabado como civilización a punta de inyecciones y
supositorios en las llamadas guerras médicas. Y después están por supuesto los
hobbits, los gringos y finalmente estos, los actuales habitantes de la aldea
global. Para cada uno de ellos esa es la verdad verdadera y está amparada en
sus símbolos de autoridad: la Biblia o La Internet. Pero ellos están muy
equivocados porque su información proviene de las películas o del cura del
barrio, o de una página de Internet plagada de mentiras y errores.
No
hablo aquí de ustedes, lectores que saben un jurgo más sobre todo lo que ha
habido y habrá en el mundo. Pero ustedes saben que ustedes son la excepción que
confirma la regla.
Entonces
¿cuál es el significado, en términos de civilización y de cultura, de la
condición de seres alfabetizados?
Tengamos
en cuenta que la trasmisión del conocimiento, la forma y los hábitos del
lector-escribiente son muy diferentes ahora. Pensemos en el proceso de
individuacion frente a los de colectividad que se daban en la trasmisión de la
información en Grecia, Roma o la edad media. La lectura era publica en esas
civilizaciones, casi todo, hasta los baños eran públicos. No había espacios
para la lectura en silencio.
Y
estos modos de transmitir la información - aunque buenos cuando éramos pocos –después
parecieron poco prácticos: el ejercicio de la discusión y el aprendizaje
colectivo de ese entones no se podría hacer en este mundo de tanta información,
ruido y exaltación. Como dicen, es que éramos pocos y parió la abuela. Por eso
ya no hay abule, ese Consejo de los ancianos, sino la llamada democracia
representativa.
Nos
apartamos de los problemas que comporta el saber transmitido por vía oral en la
lectura pública. Al menos solo lo hacemos en clases del profe Norwell. Y eso es
un problema: no sabemos leer ni en voz alta ni de manera silenciosa.
Imaginen
que no sabemos leer bien y que tenemos que trasmitirle la información de cómo desactivar
una bomba leyendo el manual a unos secuestrados…y que lo hacemos tan mal que se
les explota la bomba. Fregada cosa ¿no? Pues no todo es tan dramático pero
sigue siendo un asunto grave.
Leer es
importante, saber leer es esencial. La información que recibimos y transmitimos
en cada texto puede determinar nuestras vidas. Desde las instrucciones de un fármaco
hasta el poema con el que conquistamos a la pareja, o desde el contrato que
firmamos hasta las clausulas de la separación matrimonial por la que nos
dejaron en la ruina. Eso al menos en términos prácticos, pero hay mucho mas en
los textos desde la imprenta.
El
texto, como vemos, ha permitido la más importante conquista democrática, la de
la información y el conocimiento. ¿está
amenazada esa conquista que son los libros de papel?
No creo.
La lectura y el texto se han modificado con el advenimiento de las nuevas
tecnologías, pero hasta donde sé, estas formas se originan en el propio texto
escrito (o guionado). Conviven. Entonces las verdaderas amenazas a los libros y
la lectura en sentido tradicional no vienen de las nuevas tecnologías sino de las
erradas o malintencionadas políticas públicas o de quienes representan esas políticas
(cuando son gente como Goebbels, el ministro nazi que quemo un millón y medio
de libros. Y eso, por poner un ejemplo, es lo que trabaja a nivel simbólico el
libro del que hablamos en clase Fahrenheit 451. En esa novela los gobiernos
quemaban los libros y algunos hombres trataban de memorizarlos para guardar su
saber, pero eran perseguidos. De alguna manera el promotor de lectura es uno de
los hombres libro, de los transmisores del saber y el placer de la lectura,
como los de esa historia.
temas hasta aquí:
LA PROMOCIÓN (ANIMACIÓN) LECTORA REQUIERE DE TODOS.
RESULTADO DE LA PROMOCIÓN ES LO QUE IMPORTA: EL ACTO REAL DE ABRIR UN Y LEER UN LIBRO, UNA REVISTA O UNA
PANTALLA.
LEER ES PREFERENTEMENTE UN ACTO LIBRE DE
CONDICIONAMIENTOS.
LA LECTURA COMO ACTIVIDAD ES UN CONCEPTO AMPLIO QUE
INVOLUCRA OTRAS REFERENCIAS.
MOTIVACIÓN A LA LECTURA: GUSTOS, INTERESES, NECESIDADES,
OBLIGACIONES Y URGENCIAS.
EL LECTOR REQUIERE
INFORMACIÓN AMPLIA Y CONFIABLE.
AYUDAMOS A RESPONDER: LEER ¿PARA QUÉ? Y ¿QUÉ LEER?
EL NUEVO LECTOR NO SE LE DICE QUE LEA PORQUE LA LECTURA
ES IMPORTANTE, LO HACE SI EN VERDAD SE LO PARECE.
PARTIMOS DE LOS REFERENTES DE CADA LECTOR SIN DE ENTRADA
REFUTARLOS. SOLO EL PUEDE DESCUBRIR SUS ERRORES O VACÍOS.
LAS FORMAS DE TRANSMISIÓN DE LA INFORMACIÓN VAN CAMBIANDO
SEGÚN LAS NECESIDADES DE LAS SOCIEDADES.
LA
LECTURA (ESPECIALMENTE LA SILENCIOSA) PERMITIÓ EL PROCESO DE INDIVIDUALIZACIÓN
Y LA DEMOCRATIZACIÓN DEL CONOCIMIENTO.
SOMOS
HOMBRES LIBRO.
Ustedes dirán que yo invito a leer porque soy escritor. Tal vez es así. Me hice escritor tal vez
porque vengo de la época del radio, porque estaba en el medio de dos hermanas a
tres años de distancia, y no tenía muchos juguetes, y lo más divertido cuando quedaba sólo era ver el polvo brillando en un chorrito de luz que se filtraba por una
claraboya. Bien, el hecho es que ese conjunto de circunstancias enojosas le
determina a más de uno la vida. A mí me obligo a imaginar. Imagínense en la
casa, mediodía, siesta colombiana de los finales de la década sesenta. En la
radio había música para dormir hasta a una musaraña, que es uno de los seres más
excitados que existen. Hasta que un día me pusieron las radionovelas. Al
principio las escuchaba con mi mama y eran truculentas historias de amor o de
amor a secas sin truculus. Pero luego salieron con eso de Kalimán y Arandú. ¡Qué
nota!. “Serenidad y paciencia pequeño Solín”, decía el que llamaban el hombre
de acero. Y Arandú con taolamba, un negro que deja a Tyson como un
protoalfeñique, haciendo de las suyas en medio de la selva entre leones, tigres,
elefantes, ingleses malos y negros expertos en maleficios. Esos sí que era
mundo, pero había que completarlo. Había unos diálogos, los ruidos, una descripción
somera y… el resto lo hacia uno. De ahí al libro no hay más que un paso.
Primero para leerlo y luego, cuando uno descubre que los demás no dicen lo que
uno quiere, para escribirlo. ¿y porque lo digo? Porque el promotor tal vez no necesite ser un creador pero si debe ser creativo,
imaginativo, investigador; pues es alguien que completa los ruidos de la
imaginación.
No les cuento eso por
ahorrarme el sicólogo, es porque a medida que he visto pasar los años y como se
iban, me he hecho consciente de cuánto van cambiando los intereses y para
nuestro caso, las formas de contar.
Porque el promotor de lectura es alguien que cuenta, que cuenta su
pasión y experiencia personal y la transmite.
LECCIÓN DE IDIOMA EN LA
ESCUELA MIGUEL MULLER
Cuando la humanidad era niña
Se tenían que conformar
Con señalar con el dedo
Lo que querían nombrar
Debe haber sido terrible
Ver en el cielo una estrella
Y en lugar de decir ¡que
bella!
Gruñir como gruñe un tigre
Que aburrido no poder
Escribir: ¡cuánto te pienso!
Pero sin escribir ni leer…
¿Sería su idioma el silencio?
El lenguaje fue inventado
Para expresar lo más noble
Luz, mañana, hijo amado,
Mariposa, agua o roble.
Aunque la palabra más bella
Que fue como diez primaveras
Más grande que mil estrellas
Fue la palabra primera
Cuando el cielo la escuchó
Ya lo dijo el santo padre
Hasta el eco repitió
Esa palabra que es: madre
Madre o mamá es romaza
Es la suma del cariño
La que enseña la esperanza
Seas mayor o seas niño
Su idioma es una gran mesa
Donde amor sirve a montones
Cuando excusa tu pereza
O te cura moretones
Con ella nació el idioma
Con ella nació la vida
Como si fuese paloma
Que en el lenguaje se anida
Son idioma y corazón
Los que expresan su sentir
En una bella canción
O en el libro, al escribir.
Y sin idioma no habría
escuela
En esto yo no te miento,
Como en lo oscuro y sin vela
No habría conocimiento
El idioma no interesa
Al animal del potrero,
o al que solo la cabeza
le sirve para el sombrero.
Para ellos es nuestro idioma,
Un asunto de palabras,
Repartidas como cabras
Comiéndose el punto y coma.
Para ellos un libro bueno
Es menos que yegua tuerta
Menos incluso que el heno
O la tranca de su puerta
Por eso el día del idioma
Y para explicar lo que cuento
Haré una pequeña broma
En este pequeño cuento:
Preguntó una vez un maestro:
¿Qué es un conjunto de hojas
Con un contenido adentro
Que suele darnos placer
Y que bien puede valer
Porque paga el precio justo
Del trabajo que allí aloja
Prepararlo para el gusto
De Raimundo y todo el mundo?
Y un niño le respondió:
¡Es un libro! profesor.
Mi muchacho, estas muy mal,
Le dijo el sabio instructor
La respuesta es: Un tamal.
¿De hojas un gran montón
Y adentro algún contenido
Que no nos enseñe ideas
Reflexiones o emoción?
Permíteme yo te lo explico
Que aunque te parezca rico
Nada más sería un tamal.
El libro es una canción
Ideas como un panal
Donde la miel son palabras
Pero solo cuando lo abras
Él te dará su manjar
No te vayas confundiendo
Lo que es valor, con el
precio
Al libro das valor leyendo
Y cerrado es adorno necio
Cerrado no vale nada
Vale más ¡una empanada!
Conclusión: igual, un libro cerrado no es más que un rimero de papel.
Por
eso lo importante no es el libro, es la lectura. Hay que retirar o regalar los
libros que no nos pertenecen, que no nos interesan, que no vamos a leer.
Tenemos la impresión de que tener muchos libros estimula la lectura y eso no
siempre es cierto, a veces asusta a quien comienza a leer y cree que está
frente a la gran muralla china. Es mejor ir creciendo según los gustos,
buscando
La
promoción inicial de lectura a los jóvenes no lectores son libros pequeños, las
curiosidades que llevan a otras búsquedas, las pequeñas historias, la
literatura es un terrible o un hermoso laberinto lleno de puertas y ventanas
que se comunican y que al final deberían llevarnos a nosotros mismos, a nuestra
noción de humanidad, a la anticipación de nuestros temores y la valoración de nuestras
alegrías.
El
promotor de lectura QUE DEBE SER CADA UNO DE USTEDES EN ADELANTE tiene la honrosa tarea de ser el que toma el pulso de lo
que lee y puede y debe leer la ciudad, el departamento, el país, para poder después proponer los cambios que sean necesarios.
Un abrazo y suerte.